miércoles, 28 de diciembre de 2011

Capítulo 2

-Está muy bien - murmuró alentado.- Saben la magnitud del problema. Luego, ¿saben la segunda parte?
-¿El castigo?- respondió Abbi de forma monótona.
-¡Exacto!- Sus manos chocaron en forma de aplauso.- Abigail, hija, me sorprendes cada día más.
Ella solo lo miro con sus ojos entrecerrados. Luna le dio una mirada, y dio un paso al frente.
- Podemos alegar a nuestro favor.- su tono se mezclaba entre pregunta y afirmación.
-Una oportunidad.- dijo el, dando otro paso hacia Luna.- Si no la aprovechan... lo lamentaran.
Luna lo miro desafiante. Abbi noto eso, y decidió intervenir en lo que estaba por pasar.
-No se preocupe, Señor, esta vez no lo defraudaremos.- mientras tomaba a Luna del brazo, y la hacía retroceder.
El hombre rodeado de esa aura oscura no se inmuto,solo espero a que la persona que estaba en frente de él respondiera. Impaciente, dio un paso más.
Luna trato de zafarse del agarre fuerte de su amiga. Al tercer tirón Abbi la dejo ir.
-La desventaja era obvia, Señor. No eran solo vampiros, y montruos como usted dijo. - Abbi solo se mordió el labio y cerró los ojos resignada.- Eran ellos y otra especie más, Zilos. Estaban allí, escondidos. Teniendo en cuenta su forma de regenerarse, la derrota era inminente. Fue un error de cálculo, no de nosotras,… Señor.
Abigail abrió los ojos como platos, y miro a Luna mientras la tiraba hacia atrás. Medito en qué podía decir, pero su Señor la detuvo.
Observo ambas miradas, iguales. Los gestos desafiantes eran calcados, esto era para mal.
-Admiro tu manera de desafiarme, Luna. Aun sabiendo en los problemas que puedes tener, siendo que la mayoría de las personas encuentran difícil enfrentar a su jefe, y mucho más a un padre,  pero claro, tu eres Luna. Me impresionas... pero ten mucho cuidado, porque tus actos, se te pueden venir en contra.- Le dio otra mirada más, y le dio la espalda.  
Luna lo observo en cada movimiento.
-Claro que tendré cuidado- sonrió falsamente- Mi existencia se basa en eso. No en los errores de los demás...
-Es por esa razón que volvieron vivas, y con muchos ánimos, según veo.-
Junto con el silencio de los tres, se hizo más notable las charlas de los hombres de traje y el tecleo de la mujer presente.
-Irán al Mundo Humano.- se volvió hacia la mesa y apoyo sus manos- Asderel, ¿en qué momento crees oportuno llevarlas?
-Si Usted lo desea- un hombre de unos cuarenta años  de facciones lisas y finas respondió al nombre, su traje desordenado reflejaba estrés, sin embargo su pasiva voz reflejaba relajación.-  Ahora  mismo.
-Entonces no cree valida mi defensa- murmuro Luna- Está bien, la injusticia…
-Llévatelas- hizo un ligero ademan con su mano y el hombre, Asderel, ya estaba en frente de ellas.
-Si me acompañan, por favor- sus manos se extendieron tan como para empujarlas
-¡No! Por favor, piénselo, solo un día, piénselo- la voz de Abigail era entrecortada.- Señor, tenga piedad, tremendo castigo para un simple  error, un fallo de cálculo. Piénselo. Un día.
Luna la observo, es sus ojos solo había miedo por ambas. Negó con la cabeza.
-No hay caso Abigail...-
Entones el miedo de Abbi se convirtió en odio hacia el hombre que estaba sentado en ese sillón. Su mirada se tornó oscura, y hasta los hombres y la mujer pararon su labor.              
-si usted así lo desea, señor- dijo entre dientes, y agarro a Luna del brazo, sin medir su fuerza, haciendo que la morena haga una mueca de dolor
Luna sonrió de forma inconsciente, esa era la Abigail que le gustaba, no la que se dejaba doblegar. El hombre del aura oscura avanzo hacia ellas con una mano en alto hacia Asderel.
-¿Querían que lo piense, verdad?-su voz en ningún momento se inmuto, reflejaba una clásica monotonía. Ambas lo miraron, esta vez con respeto.
 -Es claro que el castigo es ir a la Tierra. Sin embargo, el hecho de seguir con sus dones de Custodes, mas no de Milites es una opción a considerar.-Finalizo


La morena sintió una molestia en su cabeza, era una punzada fuerte, como si le hubieran dado un palazo con un bate. Abrió lentamente sus ojos, ya que una luz la cegaba, y hacia que su dolor fuera más fuerte. Se tapó la cara con lo primero que agarro, era algo blandito una almohada, entonces estaba en una cama.  Acomodó sus ideas, hasta que quedaron en perfectas condiciones. Alejo la almohada de su cara y se sentó, recorriendo el lugar con la mirada.

Eran los mismos muebles, los mismos detalles, estaba en su habitación. Quito el fino cobertor que la abrigaba y caminó hasta la cama que tenía al otro lado. Agito el hombro de la muchacha al son de sus llamados, recibió de respuesta
-Estoy despierta, no quiero pensar en lo que el Jefe va a decir. - Soltó un largo suspiro contra la almohada- ¡Custodes, Luna, Custodes!
-Vámonos de aqui, caminemos hasta que nos llegue su decisión- murmuró su amiga mientras buscaba sus zapatillas


Una luz resplandeciente  flotaba alrededor de la mujer de piel blanquecina y lisa como mármol. Su cabello ondeado y largo desprendía un aroma a cerezas dulces; unos ojos verdes miraban fijamente una especie de tablero en el cual solo se veían manchas borrosas; sus cejas finas y bien delineadas mostraban interés mientras que en su boca carnosa bailoteaba una descarada comisura en alto. Se podía observar otros destellos producidos por su collar de tres diamantes de colores diferentes que se unían por una delicada trenza de oro.

Al verla observar el Tablero con gran interés, el hombre de la Gran Sombra solo pudo sonreírse.
-He tomado una buena decisión, ¿verdad?- pronunció mientras metía sus manos en los bolsillos de su pantalón.
-Como siempre, Mi Señor- respondió alegre mientras se alejaba del Tablero y caminaba haciendo mover su vestido al son de los pasos. El purpura combinaba con su piel pálida y luminosa. Lucía sus piernas finas y dejaba ver sus brazos y hombros estirados hacía él.
-...Nikolai...- susurro antes de abrazar a su esposa
-Yo digo que no, Señor.- dijo el recién llegado.- no tomó una buena decisión. Es injusto que por un error suyo,  ellas tengan que pagar, y con semejante castigo. ¿Usted sabe lo que significa volver a ese mundo para ellas? ¿Tiene una idea del dolor que les causa con esa decisión? - al terminar de decir, ya estaba frente a él.                                                                                       -Primero mi hija insolente, y ahora este... será que estaré perdiendo mi poder aquí, Querida?- dijo el Hombre luego de darle una larga y tortuosa mirada a Nikolai. Este último sonrió de lado, antes de decir.
- No sé si usted está perdiendo su poder, Señor. Pero si quiere ser respetado, debería respetar, y...                                                                                                                                                                                           - ¿Cómo te atreves a decirme lo que tengo que hacer y no hacer, Nikolai? ¿Tú? ¿Justo tu vienes a hablarme de respeto, a mí?-  y soltó una carcajada, forzada, pero al fin y al cabo, una carcajada. Luego le dió una mirada tranquila.- Si tanto te importan, deberías no desafiarme, Nikolai. Porque se quedaran sin guardaespaldas, y sería muy peligrosos para ellas, ¿verdad?
-¿Entonces va a matarme? ¿Solo por decirle lo que pienso? Lo creía más inteligente, Señor.
-Eres un...- pero no pudo decir nada, porque la mano suave de su esposa estaba sobre la suya, calmándolo.                                                                                                                                                    - Cariño, Nikolai tiene razón, solo dió su opinión sobre esto, no tienes por qué amenazarlo ni nada por el estilo, sería muy estúpido de tu parte, sé que puedes actuar con más inteligencia.                                                                                                                                                   - Nadie le pidió su opinión. Y no se ponga de su lado, o me veré obligado a tomar ciertas reglas usted también.
-A mi hermana no- la voz de Nikolai dió un vuelco- Oféndame, gríteme, degrádeme, pero no amenace jamás a mi hermana...
-Nik, Mi Señor ha tomado una buena elección. Lo veras, el futuro te lo mostrara- sonrió hacia su hermano de una forma singular y expectante.
-Está bien Penélope. Sé que mi elección fue buena. En cuanto a ti- su voz se giró hacia Nikolai. Este lo miro sin inmutarse, su rostro estaba frio y sucio; Sus ropas negras mostraban lodo seco y varios lados estaban totalmente desgarrados; Su cabello toscamente ordenado era lo único presentable en él. -que vengas con los humos de una pelea no significa que puedas faltar el respeto. Cuida tus palabras y piensa en frio. Ahora vete y ordénate, mañana tomaremos una gran elección.
Los ojos de Nikolai refulgían desprecio, y en el fondo, admiración.
-Buenas Noches- murmuró mientras cerraba la puerta tras de si.
Sin duda lo único que le faltaba era un buen baño, buena música, y una larga cita con la almohada.
Siendo estúpido no iba a arreglar nada, pensó mientras, ya en su bañera, se quitaba sus telas antes llamadas ropas. Al quedarse en ropa interior, se miró al espejo, en busca de alguna herida. Nada, la mayoría se habían coagulado y una costra ya se mostraba. Su apariencia era horrenda.
Tal vez la elección no era lo que él pensaba, dudó si podría dar la cara a eso. Las gotas frías cayeron sobre su cuerpo como diamantes, delineando sus músculos, producto de años de ejercitación, las manchas de sangre corrieron por todo su cuerpo hasta llegar al fondo de la bañera, tal como sus problemas.
Cerró las llaves del agua, y rodeo su cintura con una toalla. Otra vez, miro hacia el espejo, ahora su cabello emanaba brillo y su rostro estaba limpio. Puso una toalla en su cabeza y revolvió sus rebeldes cabellos.
Su aspecto juvenil hacía suspirar a cualquier chica, y más cuando cuándo su hablar se ponía sensual, rió al recordarlo. Entonces salió del baño.
Al salir sintió que choco con algo.
-¡Auch¡.- bueno, alguien.- Que no ves por don… Nikolai? Oh Mierda! Eres tú!- y sintió un par de brazos alrededor de su cuello. Levanto la vista y una morena lo miraba asombrada. Luego la dueña de los brazos se alejó un poco y lo miro con una sonrisa feliz.
-¿Abbi? ¿Luna? ¿Qué hacen aquí?- Dijo mientras se rascaba la cabeza.
- Vivimos aquí, idiota.- Dijo Luna rodando los ojos.
-Vaya, siempre tan dulce, Lunita.- la nombrada solo lo miro un segundo y fijo su mirada en otro lado. Abbi negó con su cabeza y volvió a abrazarlo, esta vez, siendo correspondida.
-Yo también te extrañe, rubia.- dijo el chico, antes de sentir un golpe en la cabeza.- Auch.
-Que no me digas rubia, idiota.- Dijo cruzándose de brazos.
-¿Que no tienen otro insulto que no sea Idiota?- dijo y abrazo a Luna por la espalda. Esta se tensó.
-Es que eso eres.- dijo la morena, y en un segundo lo dejo en el piso, quejándose.- y sabes que no me gusta que me abrasen,… idiota.
-Que mal humor.- Comento Nikolai levantándose.
-Como para no tenerlo.- dijo Abbi.- Es que no te has enterado?
-Claro que sí. De hecho vengo a hablar de eso con “El Señor”.- dijo rodando los ojos y caminando directo a su habitación. Seguido por las dos muchachas.- No le gusta que le digan las cosas como son, que ya quiere asesinarte.
-¿Quiso asesinarte?- pregunto Luna, sentándose en la cama de él.
-Bueno, no del todo, solo me “advirtió”. Dijo que si no controlaba mi forma de hablarle, ustedes se quedarían sin guardaespaldas… Maldito.
-¿Guardaespaldas? ¡Pero si tú eres más que un guardaespaldas!.- dijo Abbi. Nikolai la miro con el ceño fruncido y ojos entrecerrados. Luna rodo los ojos.- Agh, quiero decir, que eres como nuestro hermano.- dicho esto, lo abrazo.
-Abigail, pareces a Barney con tantos abrazos.- Dijo Luna mirándola.
-¿Celosa?- dijo Abbi con una sonrisa.
-Celosa de abrazos, ¿yo?- Luna se mordió el labio y miró hacia otro lado, para luego fijar la vista en ella- ¿Y te haces llamar mi hermana?
-Y ha mucha…
-Ambas cállense. ¿Pueden seguir su pelea en otra parte? Realmente me quiero cambiar… poner ropa- dijo con tono autoritario
-Pues póntela, nosotras te seguimos hablando- sonrió Abigail inocente mientras daba vuelta a Luna mirando hacia la ventana.
Nikolai rio pausadamente
-Aja, y me voy a vestir en frente de ustedes-
-En nuestras espaldas- corrigió Abigail- ¡tenemos que contarte miles de cosas!
Luna forcejeo contra Abbi para irse más esta se lo impidió.
-Ya nos vamos.- murmuro Luna tirando de Abigail, mientras esta se mantenía firme.
Si Abbi no la dejaba ir, Luna se llevaría consigo a Abbi.
-Y te haces llamar “hermano”- dramatizó como despedida la rubia.
-Las veo en su habitación.- Nikolai cerró la puerta detrás de ellas. En una silla, cerca de la ventana había un conjunto de ropa. “Abigail” pensó. Se sacó la toalla y se empezó a vestir.

Mientras tanto en el pasillo, Luna se tiró en una silla y cubrió su rostro con sus manos sobre sus rodillas. Abbi, recostada contra la pared, la miro con una ceja levantada, luego saco una sonrisa.
-       Que pasa… te tientas a entrar allí?- dijo apuntando la puerta donde era la habitación de Nikolai.
Luna levanto la vista, y cuando vio donde se dirigía el dedo de Abbi, entrecerró sus ojos y giro su vista a otro lado
-Yo no era la que quería quedarse, para que lo sepas- contesto.
-¡Oh vamos! ¿Me dirás que tú tampoco querías quedarte? ¿Te piensas que no me di cuenta cómo te lo comías con la mirada? Para mi Nikolai es como mi hermano… pero para ti…
-Para mí también, no dudes de ello. – dijo Luna levantándose y empezando a caminar hacia su habitación.
-¿Y porque te pones así?- le dijo Abbi, siguiéndola.
-Abigail, ¿piensas que estoy así por el?- dijo quedando frente a la rubia-  Sabes, me preocupa más lo que van a hacer con nosotras, que un chico guapo sin camisa y buen físico.- cuando termino de hablar, se dio cuenta de lo que dijo y le dio la espalda a su amiga haciendo una mueca diciendo “rayos” por lo bajo. Luego escucho la risita de Abigail  y apuro el paso.
-Vaya, así que… “Guapo y de buen físico”. ¿Ves que si lo mirabas? Aun no enloquecí.- Abbi terminó de decir eso, y cuando Luna le iba a responder, ya había abierto la puerta de su habitación, para correr al ropero.
Luna rodo sus ojos, decidiendo dejar la charla allí. Fue hacia su grabador y puso música. Eso era una de las cosas que más la relajaba, la otra era correr, o tocar instrumentos. Cuando sintió algo caer en su cabeza, giro y vio que su amiga estaba escogiendo ropa. Después sintió dos prendas más en su cara. Las agarro y vio que eran un jean negro, una remera azul y una campera de jean. Después sintió un golpe más duro, las zapatillas.
-Ponte eso.- le dijo Abbi.- Y apúrate que ya viene Nikolai… bueno, si quieres.- y se encerró en el baño.
-¡Yo jamás uso camperas de Jean!- le grito a Abigail desde la puerta del baño.
Frustrada, se dio media vuelta y tiró la campera de jean. Entonces, se cambió tan rápido  como pudo.

-El rojo me gusta, pero en esta musculosa nose…- murmuro Abbi del otro lado de la puerta.
Luna miró de nuevo por la ventana, la vista de siempre. “No aguantaré demasiado”
…treinta y siete, treinta y ocho, treinta y nueve, ¡cuarenta!
Dio un respingo y salió rápido del cuarto. Tal vez era paciente, pero cuando se trataba de Abigail y su ropa, jamás.
Camino por el corredor con paso lento, y la cabeza gacha. Si tuvieran que señalar a una persona con ganas, claramente no seria a ella. Luna se sumergió en sus pensamientos, tontos, algunos importantes, sin embargo nada relevante. Sus memorias se remontaban años atrás, en las que sus amistades  no eran sus amistades, en las que sus ánimos eran positivos, tiempos pasados. Vaga, así la describirían. Astuta, sería otra descripción. Es que ella era ambas, pero solo… cuando sus ánimos las guiaban. Sí, se dejaba guiar por sus sentimientos, pero solo dentro suyo. Nadie jamás lo notaba.
Sus acostumbrados pensamientos la hacían vulnerable, tan profundos que era difícil desconcentrarla, y todos sus sentidos se dormían. Entonces, sintió que chocó con algo, y todos sus pensamientos se esfumaron.
-¿Que tal, querida?- dijo una voz que ella reconoció al instante, y suspiro al recordarlo, pero un suspiro de frustración, como los de siempre.
 -Bien, Ezequiel.- respondió, y siguió su camino. Pero al segundo, él ya estaba de nuevo delante de ella, impidiendo su paso.
-¿Se te antoja tener un paseo conmigo?-
-No.- Respondió, pero luego reconsidero su situación.- Aunque…-continuo dándose vuelta, quedando frente a él.-  un postre no estaría mal.- y finalizo con una sonrisa forzada.
El con una sonrisa radiante, mostrando sus dientes blancos, ofreció su brazo.  Pero como era Luna, lo ignoro y camino hacia la salida, con Ezequiel siguiéndola.
  -¡Hey!- escucharon a sus espaldas.- ¿Dónde van que no me invitan?
Al darse vuelta, vieron que venia Abbi, sobre la espalda de un serio, y vestido, Nikolai.
-Abigail.- dijo Ezequiel, agarrando la mano de Luna, cuando vio que Abbi venia acompañada de Nikolai.- Que gusto verte.
- Lamento no poder decir lo mismo, Ezequiel. Tú.- dijo cruzándose de brazos, mirando a Luna.- ¿Dónde te crees que vas? ¿Acaso te olvidas que tenemos una reunión?
-Es que...- iba a decir Luna, pero fue interrumpida.
-Estábamos por irnos a pasear, queríamos ver arreglos de la boda y todo eso, tú sabes…
-Su “vida de casados” puede esperar, esto es mucho más importante, además ya hable con ella, y la que hará todo seré yo, tú no tienes que encargarte de nada. Luna vámonos.- Dijo Abbi, mirándolo con asco.
- Abigail, esto no es asunto y tuyo, asique- se animó a decir Ezequiel, pero Nikolai lo calló.
-Escucha, chico. Ellas se van conmigo quieras o no. Y no tienes porqué hablarle así, ¿ok? Luna, vámonos.
Ezequiel iba a responderle, pero Luna soltó su mano, y se puso frente a él, lo miró a los ojos. Tal vez lo quería, pero solo tal vez.
-Pregúntale al Jefe la situación de nosotros tres –señalo a Nikolai, luego a Abbi y finalmente a ella.-Luego  me dices si estás enojado conmigo por reunirme con ellos para hablar.
-Iré, te lo aseguro.-
Luna suspiro de nuevo y caminó hacia sus amigos.
-Vamos ¿Si?- pregunto mientras pasaba a su lado- Hay mucho que planear.
Abigail la siguió silenciosamente, pero Nikolai se quedó mirando a Ezequiel fijamente, maldiciéndolo con la mirada. Luna retrocedió unos pasos y lo miró-
-Dije ‘vamos’. Tu propusiste esta reunión ¿Lo recuerdas?-
Nikolai la miró frunciendo las cejas. Cada día la entendía menos.

Los tres se  encontraban callados, cada uno metidos en sus diferentes mundos. La habitación de Luna y Abbi era bastante grande, y cómoda para pensar. Habían ido allí con intención de hablar, pero al mirarse a los rostros solo pudieron agachar la cabeza y hacer silencio.
-¿Cuánto creen que tarde en tomar una decisión?-
-Imagínense, es el Jefe.- Nikolai había recuperado su tono normal solo hacía unos minutos.
-Ya viene un mensajero- avisó Luna con los ojos cerrados. Abbi sofoco un grito y Nikolai se mantuvo normal mientras susurraba
-Que lindo esposo eligió mi hermanita.
Contaron cinco segundos, y el mensajero toco la puerta. Abigail acomodo su falda negra y fue a abrir. El shock del muchacho hizo recordar a Abbi y esta hizo como si nada pasara.
-El Señor las solicita. Las espera en la Sala-su voz era firme, entonces se retiró.
Luna y Nikolai se dieron una mirada y Abbi confesó
-Era mi novio-
Lo que ya sabían, y de sobra, era a no darle importancia a cosas sin sentido.
El  Jefe los quería a los tres, pero solo se iban a castigar a dos. Caminaron por el pasillo, que ahora bien le vendría de segundo nombre, “De la Muerte”. Decorado por un empapelado color rojo y marrón claro, se podía oír el eco de los pasos. Los tres estaban ya acostumbrados a las pinturas colgadas en la pared. Para un nuevo, esas obras serian sofocantes. 
Doblaron hacia la izquierda y se encontraron en la Sala Blanca, con el cisne negro en el centro.  Del otro lado se encontraba la gran puerta de madera. Luna como se erizaba su piel, los sentimientos de allí eran alterados, a ella no le gustaba; Abigail apretó los nudillos, hasta ponerlos blancos; Nikolai miró sin temor alguno, lo que le había dicho su hermana lo tranquilizaba bastante.
La puerta se abrió desde adentro, el trío avanzo con paso silencioso. Ante ellos, se ubicaban dos hombres. Abbi reconoció el de la izquierda, Asderel.  Con las manos apoyadas en la mesa, y sus pies entrelazados, se hallaba su Señor mirándolas calculadoramente.
Cuando la puerta se cerró, el hombre de la Gran Sombra, se paró mostrando su notable altura.
-Hijas, mis niñas- sus manos se juntaron, mientras las observaba esta vez, con pena, y cariño. – ¿Sabían que en el mundo de los humanos, los insultos a los hijos son frecuentes? Mundo horrible, en verdad. Soy su padre, soy su creador en esta vida. Como responsable de ustedes, yo estaba en mi derecho de darles una reprimenda, pero soy un padre… son mis niñas, no puedo retarles sabiendo que ustedes hacen tanto por mi. Sé que no les agrado. Pero Luna, Abigail, créanme las adoro. – suspiro  un momento- Esto no fue del todo mi decisión. Lo creo lo mejor para ustedes, aprenderán más cosas. Me lo agradecerán. Asderel, Alastor, pueden llevarlas.

Luego de su disculpa que aunque sonará falsa, era verdadera, los dos hombres conjuraron un portal rápidamente. Si la suerte estuviera de la parte de ellas, el portal hubiera sufrido un fallo, pero no.
Nikolai se acercó a ellas, y les susurro algo. Luego, observó a su hermana y esta le dedico una sonrisa tranquilizadora. Ojala se cumpliera lo que ella dijo.
-Adios- susurró Abigail
-Hasta luego- sonrió Luna seca.
Dieron un paso, y la abrumadora oscuridad las tomo.

domingo, 2 de octubre de 2011

Capitulo 1...

Ellas jamas lo imaginaron, jamas si quiera lo pensaron, sin embargo a la mala aprendieron “Nunca digas nunca”...

Capitulo 1


El camino era iluminado por una brillante Luna llena. Sus lineas de luz seguían a dos muchachas, una rubia y otra morena, parecían que eran amigas por como se hablaban.  Ambas seguian perfectamente el camino de asfalto, esquivando a personas atareadas por el barullo  de los autos a su izquierda. Giraron por una esquina adentrándose a un lugar sin muchas personas.
Parecia un club nocturno. Tocaron dos veces la puerta, era de vidrio y tenia pegado unas pegatinas que a las muchachas les parecieron exagerados. Un hombre grande les atendió, este lucía  una remera violeta y un pantalón azul,  al verlas en su rostro, lleno de cicatrices y con una barba de dos días, apareció una sonrisa.
Él se hizo a un lado guiando a la muchchas por una pasillo largo. De fondo, se escuchaba el retumbar de la música, el piso vibraba bajo los pies de estas.
-¿Hay fiesta?- pregunto la chica rubia, sin dejar de caminar
-Si- respondió el hombre-  hoy tocaban varias bandas.
-No es un poco temprano para fiesta?- dijo divertida. Se acomodo el cabello dejando ver su rostro. Poseia una piel blanquesina, combinando con su cabello rubio, largo hasta la cintura. El pequeño flequillo que le cubria el rostro oocultaba unos ojos grises, y unas pestañas  largas que formaban sombras en sus pomulos. Su caminar desidido pero su exprecion nerviosa,  sacudió sus ropas.- ¿Izquierda o Derecha?
-No te acuerdas, Abigail?- empezó a decir la muchacha mas pequeña, la morena- No fue hace tanto tiempo que nos fuimos.
-Yo pregunte primero- Reto Abigail mientras daba un caminar enojado.- ¿no Gregor?-
-No lo se- dijo este sacudiendo sus manos en señal, que Abigail supo “no me metas”
Un risa aventuro por los labios de la muchacha chica, y que solo frustró a Abbi. El pasillo termino en un ascensor, el hombre apretó el único botón a su derecha y este se abrió produciendo un ruido que avisaba que le faltaba una buena dosis de aceite a las puertas. Giro su rostro a las chicas y susurro un silencioso “vamos”
-¿Cómo te va Luna?- pregunto tratando de establecer conversación Gregor con cierta tensión.
-En realidad, no lo sé. – su voz era extrañamente soñadora- Supongo que apunto de ser asesinada.
De repente todo se mostro en silencio y el ascensor se detuvo.
Luna paso una mano por su cabello alejándolo de su rostro. En cuanto a Abbi, ella musito una grosería cabizbaja.
Una sala apareció ante ellas. En ese lugar dominaba el blanco, paredes blancas y un piso de mármol blanco. En el centro había una  fuente con un cisne negro que según Abbi, discordinaba con todo.
Ambas siguieron por todo ese lugar hasta una gran puerta de madera. El caminar pausado de Luna,  señalaba  miedo.  Abigail se sorprendió al encontrar esto en ella, ya que casi nunca sucedia.
-Sucede algo?- le pregunto Abbi.  Luna levantó la vista, y la miro por tan solo un segundo, luego sonrio.
-No… Solo que al entrar, nos recibirán con flores y chocolates, y luego el jefe nos dará un gran abrazo de bienvenida. – Abigail alzó una ceja.- ya sabes… no me gusta que me abracen.- entonces Abbi bufó.
-Claro… Igual no creo que nos abracen allí adentro… Tu sabes, este pequeño inconveniente  está causando un gran problema. Tendremos que hacer un gran merito.- al terminar de decir esto, Gregor  paró en seco, y se dio la vuelta, esbozó una sonrisa y les dijo.
                    Buena suerte.- Abbi y Luna se miraron, y luego a el. Entonces Gregor giró y abrió la gran puerta…
En la habitacion se extendia una gran mesa de forma horizontal, en el medio de esta se hallaba una silla de espaldas. Como un aura, el resplandor del fuego de la chimenea rodeaba a la silla. . Cuatro personas estaban paradas discutiendo en un costado, vestian de traajes negros, y la unica mujer de alli estaba con un falda negra y una camisa gris. Ella las miro, y sorprendida esboso una sonrisa tranquilizadora, luego volvio a su trabajo
Habia un ventanal grande por el cual la luz de la Luna entraba direcamente por los cristales amarillos, verdes rojos y azules del vidrio. El resto de la habitacion se hallaba en pura penumbra , apenas se podia observar los contornos de las cosas. Era como si ellos emanaran ocuridad, aun más de la que habia.

Sigilosamente, Luna se acerco a Abbi y le susurro muy bajo

-Uf, alguien está nervioso.-  Abbi solo sonrió asintiendo.
En ese momento, las cuatro personas  que estaba discutiendo, quedaron en siencio  y la miraron, luego miraron al que estaba de espaldas a ellas. Este se dio vuelta, y las miro pacificamente.
                    Si , alguien deberia estar nervioso, ...ustedes.- Ambas se quedaron calladas. Sus pocas gotas de animos se esfumaron como agua en el desierto.- Luna, no se si felicitarte por tus habilidades sencitivas, o por tu gran percepcion de lo obvio.

Sus palabras resonaron como eco. Los hombres, quietos y callados, se mantenian mirando. La secretaria, como si nada hubiera pasado, seguia con su labor.
Fue entonces cuando el ambiente se torno nervioso para ambas. Luna miro a su compañera y revoleo sus ojos. Abbi miro a su Jefe, y solo atino a bajar su mirada.
                    Felicito a Abigail por su instinto- dijo.- de saber callarse en el momento indicado.
La nombrada lo miro y levanto una ceja.
-Bien... supongo que ya saben porque estan aquí. Verdad?-
                    Cometimos un error.-
                    Y uno muy grande.-

lunes, 25 de julio de 2011

Hello :D


Bienvenida/o:




HelloThere! Les damos cordialmente la bienvenida a la inauguracion de “Feeling This” . Un blog que nacio desde nuestras cabezas siendo una tonta idea, hasta luego el deseo de querer escribirla y compartirla con ustedes. Esperamos realmente que les guste :D
Pues iniciemos conociendonos. Yo soy Moon!(aunque me pueden decir Luciana n.n) y Aldii (que le pueden decir... Aldii? :P pero nunca Aldu, no le agrada )
¿Qué decir? Que nos iran conociendo en el transcurso del blog. Seria de gran ayuda sus comentarios, ya que con ellos podriamos corregir nuestros errores. Somos nuevas en esto, y es una experiencia que queremos experimentar xD.
 Nosotras creemos que podemos conocer a la persona depende como escribe, aunque sea saber más o menos algo de él. Espero que sepan adivinar como somos :D






Para los que nos seguian ya de antes, les avisamos que sera la misma historia solo que del comienzo que de verdad queriamos darle :D
Esperamos que nos disculpen y disfruetn de la historia, y las proximas futuras historias que hagamos.



Gracias por Todo!




Aldii y Moon!:D